miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Entendemos y apoyamos las preferencias musicales de los jóvenes ?

 ¿Entendemos y apoyamos las preferencias musicales de los jóvenes?

Hoy nuestros adolescentes y jóvenes se encuentran inmersos en un entorno sociocultural colmado de manifestaciones musicales en los diferentes contextos en los que se desenvuelven.

La familia, la escuela, los amigos, y los propios medios de comunicación, protagonistas indiscutibles en la adopción de determinadas preferencias en cuanto a música.

La influencia que ejerce la educación formal e informal en las preferencias musicales es indiscutible, porque es una de las vías para lograr el aprendizaje y la cultura,  hasta el punto de influir en las costumbres y las emociones.

La música forma parte indisoluble de la tradición de un país o de una región, y se convierte en verdadera protagonista de la sociedad, posicionando en lugares cimeros a intérpretes y autores de la cancionística.
Y es que esta manifestación del arte envuelve a un amplio entramado de sentidos, operando en las prácticas culturales de los jóvenes como elemento socializador y al mismo tiempo diferenciador de estatus o rol.

Para todos debe ser una realidad que no se mantiene estática, sino que experimenta cambios espectaculares y continuos, para influir en cada una de las generaciones, de forma especial en los más jóvenes.

Este es el motivo por el cual se convierte en una fuente de preocupación para la sociedad y las familias, con lo que no se intenta decir entonces que los músicos han sido totalmente los  responsables de las modificaciones en la sociedad.

En este proceso han influid muchos cambios experimentados en los valores, influenciados unas veces por la adquisición del  dinero, de estatus social otras, o cánones sociales.

La eclosión de los medios de comunicación y, en especial, de la televisión, ha marcado notablemente la vida social, constituyendo a la música en una herramienta de implantación de valores, y generadora de conductas.

Los jóvenes construyen su identidad con el vestuario, el peinado, el lenguaje, así como también con la apropiación de ciertos objetos emblemáticos, en este caso, los bienes musicales, mediante los cuales, se convierten en sujetos culturales.

Es en este momento en que se constituyen en grupos, donde escogen los significados sociales que más se acercan a su manera d pensar o actuar.
El consumo cultural los identifica y los cohesiona, les dicta patrones de conducta, códigos, formas de aprendizaje, inclusive su lenguaje se arraiga de lo que escuchan.

Empiezan a determinarse entonces, la forma de vestir, de peinarse, de moverse, de hablar; que no pocas veces preocupa a los padres o personas responsables de la educación de los jóvenes.

De ahí la necesidad de que estos responsables de familias estén atentos al consumo musical de sus hijos y la influencia que ejercen sobre ellos.
Pero este acercamiento conlleva, por tanto, una profunda investigación y documentación, para no caer en errores y actuaciones extremas.

Pero como el hábito de la lectura, el de escuchar uno u otro género musical, se va inculcando desde las primeras edades, aunque no muchos le presten la atención que se merece.

Y es que una de las actividades que más realizan los adolescentes es escuchar música, y es también una realidad que se convierte en un fuerte lazo que une a individuos de puntos muy diferentes de la sociedad.

Temas que antes no se trataban, como la delincuencia, las drogas, el alcoholismo, el sexo, se suman a la lista de temas que ahora están presentes en las letras de las canciones.

No obstante, no debe generalizarse porque sus valores formativos, son indiscutibles.

La música es también una manera de determinar la idea del bien y el mal, del honor, de la moral, y quedando estos valores implantados en el individuo.

La música es a la vez, estilo de vida, vínculo social y fuerza espiritual pues nos orienta en la búsqueda de autonomía y  nos da un espacio para la expresión.

De ahí, que su introducción en los gustos de las nuevas generaciones deba hacerse de manera paulatina y condensada, para nada es una cuestión que debe ser impuesta a la fuerza o rechazada de la manera más categórica. 

De ello dependerá el respeto que los jóvenes tributen a los gustos valores e ideales de lo que los mayores de la casa consideran buena música.





Comentario publicado en el Noticiero Provincial de Radio Bayamo.
Por Aylen Medina Ferriol.
9 de febrero de 2011.

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