martes, 6 de septiembre de 2011

Cuando llega la nieve de los años

”Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.”
                                                             INGMAR BERGMAN, Cineasta sueco.

          (Fotos: Cortesía INTERNET.)

Los ancianos en el seno familiar.

Ana ha dado toda su juventud por el bienestar de su familia, y es allí donde busca refugio ahora, que son evidentes las huellas del tiempo.

Más allá de las instituciones de salud especializadas, ella pone toda su confianza en esas personas a las que entregó los mejores años de su vida.

Ahora vislumbra en el espejo, las pruebas de sus 70 primaveras: el cabello blanco, las arrugas en la piel, el andar inseguro, la sabiduría acumulada.

Aunque todavía se siente fuerte, en plenas capacidades mentales y capaz de valerse sola, sabe que ya no es la misma de antes…

Ahora Ana requiere de la atención de sus hijos, nietos y demás familiares, a los cuales ha formado durante su sabio desandar por esta vida.

Para ella es fundamental pasar sus últimos años rodeada de las personas que le proporcionen cariño, respeto y protección.

A pesar de tanta información, todavía quedan vacíos en la comprensión de los lazos entre el anciano y su familia, para proporcionarles todos los recursos materiales y espirituales indispensables.

Para las personas de la tercera edad, lo más importante es su familia, y dejan en un segundo plano, el resto del entramado social.

En esta etapa afloran en las personas sentimientos de decadencia física, de inutilidad, y soledad, especialmente cuando se ha perdido al cónyuge.

Otro de los momentos difíciles de afrontar es la jubilación, pues se experimentan una serie de pérdidas y ganancias.

La disminución de los ingresos económicos y del estatus social,  la pérdida de los compañeros y de una ocupación ordenada, pueden afectar la estabilidad de estas personas.

La ganancia de tiempo libre se puede contar entre las ventajas, aunque de su correcta planificación, ahora que los hijos han conforman su propio hogar, depende que no se convierta en soledad o insatisfacciones.

Es ahí donde empieza a jugar un papel importante el reparto de las tareas diarias, para compartir y aprovechar este tiempo libre.

Entonces los abuelos constituyen como una tarea muy agradable, la educación de los nietos, para distraer la mente y colaborar con las decisiones tomadas en el seno familiar.

Y es que las personas de la tercera edad brindan estabilidad, y constituyen el nexo de unión y reflexión entre varias generaciones.

El proceso de envejecimiento depende, en cada persona, de su desarrollo a lo largo del ciclo vital, o en otras palabras, del papel de la familia como su principal soporte social.

Las buenas relaciones interpersonales, juegan un papel primordial en el bienestar psicológico del anciano, pues les ayuda a mantener una buena salud y alta autoestima.

El cuidado de los ancianos, es una de las formas de devolverles parte del cariño que los miembros de la familia, recibieron mientras crecían.

Por tanto, debemos hacerles saber, que todavía son queridos y respetados, como miembros esenciales del núcleo familiar... ahora que su bienestar está, precisamente, en nuestras manos.


Publicado en Radio Bayamo por Aylen Medina Ferriol.



8 de septiembre de 2011.