miércoles, 18 de diciembre de 2013

Para los encuentros...




Por Aylen Medina Ferriol

Quizás Leslie crea que definitivamente he decidido tomar el nombre de su blog como mío, luego de la disputa de la similitud con el de mi página, y lo cierto es que ella fue casi la promotora de este viaje, de ahí el homenaje a su blog.
Luego de meses sin añadir nada nuevo a mi modesta página, unas veces por falta de tiempo, otras por la premura a la hora de explotar a fondo las herramientas que brindan las nuevas tecnologías, o por falta de inspiración para compartir con los amigos algo que les deje pensando, alejado de lo que habitualmente hacemos como parte de la jornada laboral; me lancé a la aventura de actualizar en tan sólo dos días con el temor de no estar a la altura del encuentro.
Ante la tentativa de formar parte de la meca de la blogosfera del oriente cubano, como lo definieron mis colegas del Informativo de Radio Bayamo, ya me imaginé rodeada de esos maníacos al Internet, desplegando sus lap top en medio del debate para hacer todo un  despliegue de saberes tecnológicos.

Y así la tarde de viernes la Casa de Piedra de la Ciudad de Guantánamo nos recibió con el calor característico de aquella tierra, donde ya reunidos los participantes, nos apresuramos los granmenses para conocer los detalles del programa del Encuentro de blogueros del Oriente de Cuba.

EN MEDIO DEL DEATE...

Fue un alivio escuchar al resto de los participantes compartir de manera desenfadada, unidos por la convicción de hacer de la blogosfera cubana una familia donde la solidaridad entre cibernautas es fundamental a la hora de hacer más ameno y participativo el intercambio.
En poco tiempo nos descubrimos en un encuentro entre amigos, donde alguien confesó no tener blog pero sí el deseo y la responsabilidad de administrarlo, en otra esquina alguien apeló que el suyo vio la luz apenas 3 días antes y hasta quien hacía 3 meses no colgaba nada.
Aunque Un lugar de reencuentros nació hace casi tres años gracias a la ayuda de un buen conocedor, me propuse en 48 horas desempolvar mi ciber-diario, creando unas cuartillas apresuradas unidas a las fotos donadas por una amiga que me ayudaron a darle un poco de actualidad.
Así me dispuse a promocionarlo en el Twitter y el Facebook como dijo un buen amigo, para que manos solidarias me regalaran un Me gusta, en el intento desesperado de lograr el renacimiento de mi flamante blog por si alguien preguntaba curioso.
Así nos fuimos descubriendo entre risas infantiles los amigos del face, los más famosos y combativos twitteros, blogueros con experiencias personales bien simpáticas o viejos compañeros de la universidad; con las ansias de reflexionar y ayudarnos en esta batalla diaria en la red de redes.
En muy pocas horas todos confirmamos que Guantánamo no es sólo la Base Naval, imaginamos a Arnaldo Tamayo flotando en el espacio, disfrutamos el inigualable sabor del chocolate de la Primada de Cuba, quedamos sorprendidos ante la magnificencia de la Pizzería La Venecia, sentimos la emoción de las potentes voces de la Compañía Lírica guantanamera y hasta nos sumamos a los armoniosos compases del buen changüí de la Casa de la Trova, sintiéndonos los mejores bailadores del son en toda Cuba.
En aquella ciudad con raíces taínas dejamos nuestras huellas, en las mismas calles donde dejaron su impronta hombres como Pedro Agustín Pérez, o en los mismos bancos donde se honra el nombre del Héroe Nacional de Cuba.
La tierra entre ríos que nos sirvió de pretexto para el intercambio, para la sugerencia oportuna y la reflexión bien pensada de cómo hacer mejor la batalla hipermedia.
 

Y sí, aquella ciudad generosa que sus hijos defienden con orgullo, nos permitió el reencuentro con nuevos y buenos amigos, me sentí satisfecha de volver luego de cuatro largos años que parecieron tan sólo meses de ausencia.
Así dije adiós a Guantánamo, un adiós que prometí esta vez, no alargar.

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